2/12/09

Dibujos, burbujas y texto

















El año de 1934 introdujo al mundo a una nueva forma de literatura para las masas. Lo que hoy conocemos como los cómics o libretas animadas tienen sus orígenes en ésta época. Desde luego, la aparición de superhéroes no era algo nueva en la sociedad, sin embargo el contexto mundial (post Gran Depresión) era el indicado para historias fantasiosas.

El 7 de enero de este año, el dibujante Alex Raymond crea la historieta Flash Gordon para el King Features Syndicate. Éstos dibujos que aparecían semanalmente, crearon el formato que definiría el estilo de los cómics. Algunas de las características más típicas de los cómics son: el diálogo encapsulado (en burbujas), los dibujos en plena acción, el traje arquetípico, etc. Asimismo, las historias de Raymond elevaron el contenido de las historietas dominicales y convirtieron en algo agradable su lectura.

Con el paso del tiempo, compañías como Marvel y DC llegarían a ser los reyes de la industria. Stan Lee, el creador de Marvel nos presentó a Spider-Man en 1962 que cautivó a los jóvenes de la época, y dio paso a los cómics al mainstream norteamericano. Tal ha sido su éxito que casi 50 años después aún se encuentra en circulación esta publicación bajo el nombre The Amazing Spider-Man.

En los últimos años, hemos visto la llegada de los personajes e historias de cómics a la grande pantalla. Esta realidad sólo demuestra su relevancia dentro de la sociedad, y la necesidad del pueblo para creer en alguien que pelea por lo correcto. Durante tiempos difíciles, los humanos recurren imágenes e iconos en busca de inspiración y fuerza, algo que los personajes arquetípicos poseen. Sin embargo, sus virtudes y carencias, así como su aspecto nos recuerdan que en el fondo son tan humanos como cualquiera y que una persona común y corriente puede hacer un cambio.

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